TRANSTORNOS DEL LENGUAJE
SECUNDARIOS A OTRAS CONDICIONES.
Son todos
los retrasos en la aparición del lenguaje debido a trastornos de origen
auditivo, psicoafectivo, neurológico o retardo mental.
Dentro de
los trastornos secundarios de origen neurológico habría que destacar la
disfasia porque este término no ha dado lugar a muchas equivocaciones. En
primer lugar a un gran error, se le hace sinónimo del término “afasia
congénita” produciéndose un gran error ya que afasia es la perdida de la función
del lenguaje en un sujeto que tiene estructurado su lenguaje; es absolutamente
inadecuado emplear este término en niños que presentan un retardo en la
aparición de su lenguaje, porque en ellos el problema no es que se ha perdido
una función ya adquirida, si no que no se ha desarrollado o lo ha hecho como
retardo.
Son todos
los retrasos en la aparición del lenguaje debido a trastornos de origen
auditivo, psicoafectivo, neurológico o retardo mental.
Dentro de los trastornos secundarios de origen neurológico habría que destacar la disfasia porque este término no ha dado lugar a muchas equivocaciones. En primer lugar a un gran error, se le hace sinónimo del término “afasia congénita” produciéndose un gran error ya que afasia es la perdida de la función del lenguaje en un sujeto que tiene estructurado su lenguaje; es absolutamente inadecuado emplear este término en niños que presentan un retardo en la aparición de su lenguaje, porque en ellos el problema no es que se ha perdido una función ya adquirida, si no que no se ha desarrollado o lo ha hecho como retardo.
Dentro de los trastornos secundarios de origen neurológico habría que destacar la disfasia porque este término no ha dado lugar a muchas equivocaciones. En primer lugar a un gran error, se le hace sinónimo del término “afasia congénita” produciéndose un gran error ya que afasia es la perdida de la función del lenguaje en un sujeto que tiene estructurado su lenguaje; es absolutamente inadecuado emplear este término en niños que presentan un retardo en la aparición de su lenguaje, porque en ellos el problema no es que se ha perdido una función ya adquirida, si no que no se ha desarrollado o lo ha hecho como retardo.
En la
afasia la lesión deshace una estructura y por ello comparte una regresión
funcional.
En
el niño que presenta un retardo en desarrollo de su lenguaje, el problema no
puede consistir nunca en una pérdida de estructuras, sino en todo caso en una
dificultad en el desarrollo de las mismas. Esta dificultad puede estar
provocada fundamentalmente por un hecho lesionan madurativo (encefalopatía
connatal) que impida la estructuración anátomofuncional del corte cerebral. Con
lo cual el lenguaje como proceso de comunicación y de simbolización dentro de
un marco relacional puede perder la dinamicidad y la agilidad como
sistema de adaptación que lo caracteriza, teniendo que partir de una rigidez y
escasez de elementos en su desarrollo que es fruto directo de la lesión.
Entre los
cuales se destacan:
·
Autismo
·
Déficit
Auditivo
·
Lenguaje
Psicótico
·
Mutismo
Selectivo
·
Autismo.
AUTISMO
El autismo es un trastorno neurológico complejo que
generalmente dura toda la vida. Es parte de un grupo de trastornos conocidos
como trastornos del espectro autista (ASD por sus siglas en inglés).
Actualmente se diagnostica con autismo a 1 de cada 88 individuos y a 1 de cada
54 niños varones, haciéndolo más común que los casos de cáncer, diabetes y SIDA
pediátricos combinados. Se presenta en cualquier grupo racial, étnico y social,
y es cuatro veces más frecuente en los niños que en las niñas. El autismo daña
la capacidad de una persona para comunicarse y relacionarse con otros. También,
está asociado con rutinas y comportamientos repetitivos, tales como arreglar
objetos obsesivamente o seguir rutinas muy específicas. Los síntomas pueden
oscilar desde leves hasta muy severos.
Los
trastornos del espectro autista se pueden diagnosticar formalmente a la edad de
3 años, aunque nuevas investigaciones están retrocediendo la edad de
diagnóstico a 6 meses. Normalmente son los padres quienes primero notan
comportamientos poco comunes en su hijo o la incapacidad para alcanzar
adecuadamente los hitos del desarrollo infantil. Algunos padres explican que su
hijo parecía diferente desde su nacimiento y otros, que iba desarrollándose
normalmente y luego perdía aptitudes.
Si a tu niño lo han diagnosticado con autismo, una intervención temprana es crítica para que pueda beneficiarse al máximo de todas las terapias existentes. Aunque para los padres puede ser difícil etiquetar a un pequeño como “autista”, entre más pronto se haga el diagnóstico cuanto antes se podrá actuar. Actualmente no existen medios efectivos para prevenir el autismo, ni tratamientos totalmente eficaces o cura. Sin embargo, las investigaciones indican que una intervención temprana en un entorno educativo apropiado, por lo menos por dos años durante la etapa preescolar, puede tener mejoras significativas para muchos niños pequeños con trastornos del espectro autista. Tan pronto como se diagnostique el autismo, la intervención temprana debe comenzar con programas eficaces, enfocados en el desarrollo de habilidades de comunicación, socialización y cognoscitivas.
Si a tu niño lo han diagnosticado con autismo, una intervención temprana es crítica para que pueda beneficiarse al máximo de todas las terapias existentes. Aunque para los padres puede ser difícil etiquetar a un pequeño como “autista”, entre más pronto se haga el diagnóstico cuanto antes se podrá actuar. Actualmente no existen medios efectivos para prevenir el autismo, ni tratamientos totalmente eficaces o cura. Sin embargo, las investigaciones indican que una intervención temprana en un entorno educativo apropiado, por lo menos por dos años durante la etapa preescolar, puede tener mejoras significativas para muchos niños pequeños con trastornos del espectro autista. Tan pronto como se diagnostique el autismo, la intervención temprana debe comenzar con programas eficaces, enfocados en el desarrollo de habilidades de comunicación, socialización y cognoscitivas.
DÉFICIT AUDITIVO
Los niños
que presentan trastornos en la comunicación, evidencian desde los primeros
meses de vida, señales que nos advierten que algo no anda como debería. Cuando
el origen está centrado en una disminución de su capacidad auditiva, nos
enfrentaremos a una amplia gama de dificultades que variarán de acuerdo al
grado de esta pérdida.
En el caso de una pérdida total de la audición, los síntomas serán tan llamativos que no darán lugar a dudas. El niño, vivaz y de mirada inteligente, no responde a ningún ruido o sonido, y su lenguaje gestual será tan rico que de todas maneras intentará la comunicación con el mundo oyente.
En el caso de la hipoacusia, el diagnóstico no será tan simple, esa percepción que el niño tendrá de algunos sonidos, y las características de su conducta, producto de su dificultad para comunicarse, crean en lamentablemente muchas oportunidades, confusiones en su diagnóstico.
¿Qué
señales despertarán nuestras sospechas?
- El niño no reacciona o lo hace en forma inconstante a los diversos ruidos del ambiente.
- Su juego vocal, es monótono, carece de musicalidad y desaparece en el momento en que deberían a comenzar las palabras con significado.
- La atención está reconcentrada o extremadamente lábil, es decir, se distrae con demasiada facilidad.
- No comprende las indicaciones por más simples que éstas sean.
- No logra repetir frases, contar lo que le pasa ni mantener una conversación sencilla.
¿Cuál será el primer paso?
Ante la menor sospecha, consultar al especialista, que a través de estudios audio métricos, detectará el nivel de su capacidad auditiva.
Son diversas las técnicas que desde el momento del nacimiento del bebé son capaces de detectar cualquier problema auditivo, ellas nos permitirán tomar las medidas necesarias que facilitarán al niño la adquisición del lenguaje, dentro de los niveles de edad esperados.
Sabemos que estos mismos síntomas se presentan en otros trastornos del lenguaje que no tienen su origen en causas auditivas, de allí la importancia de realizar un diagnóstico lo antes posible, que evite los tratamientos inadecuados y la pérdida de tiempo.
El desarrollo del habla y del lenguaje depende de la capacidad de oír, si el niño no escucha y no desarrollamos en él, habilidades auditivas, no será capaz de aprender ni reproducir los sonidos, no entenderá el significado de ellos y por lo tanto no podrá hablar.
¿Cómo lo ayudamos?
- Consultando con el especialista que evaluará la necesidad de equipar al niño con audífonos o estudiará la posibilidad de un implante coclear.
- Iniciando cuanto antes el tratamiento para desarrollar habilidades auditivas.
- Hablándole para que tome conciencia de que existen sonidos y lenguaje.
- Instándolo a leer los labios que le significará un gran apoyo en la adquisición del habla y el lenguaje, ya que la percepción auditiva se complementa y amplía a través del campo visual.
- Hablándole de frente, con palabras sencillas.
- No gritándole, hablándole despacio y claro, con un lenguaje melódico y aun ritmo adecuado.
- Y sobre todo, utilizando frases completas y no palabras sueltas.
- El niño no reacciona o lo hace en forma inconstante a los diversos ruidos del ambiente.
- Su juego vocal, es monótono, carece de musicalidad y desaparece en el momento en que deberían a comenzar las palabras con significado.
- La atención está reconcentrada o extremadamente lábil, es decir, se distrae con demasiada facilidad.
- No comprende las indicaciones por más simples que éstas sean.
- No logra repetir frases, contar lo que le pasa ni mantener una conversación sencilla.
¿Cuál será el primer paso?
Ante la menor sospecha, consultar al especialista, que a través de estudios audio métricos, detectará el nivel de su capacidad auditiva.
Son diversas las técnicas que desde el momento del nacimiento del bebé son capaces de detectar cualquier problema auditivo, ellas nos permitirán tomar las medidas necesarias que facilitarán al niño la adquisición del lenguaje, dentro de los niveles de edad esperados.
Sabemos que estos mismos síntomas se presentan en otros trastornos del lenguaje que no tienen su origen en causas auditivas, de allí la importancia de realizar un diagnóstico lo antes posible, que evite los tratamientos inadecuados y la pérdida de tiempo.
El desarrollo del habla y del lenguaje depende de la capacidad de oír, si el niño no escucha y no desarrollamos en él, habilidades auditivas, no será capaz de aprender ni reproducir los sonidos, no entenderá el significado de ellos y por lo tanto no podrá hablar.
¿Cómo lo ayudamos?
- Consultando con el especialista que evaluará la necesidad de equipar al niño con audífonos o estudiará la posibilidad de un implante coclear.
- Iniciando cuanto antes el tratamiento para desarrollar habilidades auditivas.
- Hablándole para que tome conciencia de que existen sonidos y lenguaje.
- Instándolo a leer los labios que le significará un gran apoyo en la adquisición del habla y el lenguaje, ya que la percepción auditiva se complementa y amplía a través del campo visual.
- Hablándole de frente, con palabras sencillas.
- No gritándole, hablándole despacio y claro, con un lenguaje melódico y aun ritmo adecuado.
- Y sobre todo, utilizando frases completas y no palabras sueltas.
LENGUAJE PSICÓTICO
La psicosis adulta y la psicosis
infantil son diferentes en sí. En los adultos se
suele presentar en diversas formas clínicas, como esquizofrenia, alteraciones del pensamiento, o como
antiguamente decían: psicosis maníaca – depresiva (sin confundir con trastorno
bipolar). La psicosis
infantil suele presentarse en autismo. Hay autores que lo
consideran sinónimos, y otros que no, porque el autismo se da habitualmente desde el nacimiento y la
psicosis se puede desarrollar de forma más tardía. Además que en la psicosis
infantil no existen delirios y alucinaciones ya que para esto se necesita un cierto
nivel de desarrollo que no poseen los niños. Desde unComo.com te queremos
orientar a que entiendas mejor cómo se
presenta la psicosis en la infancia. ¿Cómo se presenta en la infancia la psicosis?
- La psicosis que se presenta en la infancia de forma precoz (antes de los seis años), suele reflejarse como: Autismo, trastorno de Asperger, trastorno de Rett, trastorno des integrativo infantil y trastorno profundo del desarrollo (TGD)
- La psicosis que se presenta en la infancia más tardía (de 6 a 12 años), suele presentarse como: psicosis tardías 5- 6 años, psicosis de los 10-11 años, psicosis con delirios encapsulados.
¿Con qué síntomas aparece la psicosis en la primera infancia?
- Durante el primer año de vida, los padres describen a sus hijos como bebés “fáciles”, que no lloran, que no distorsionan, que no muestran interés por la figura adulta y que se muestran felices cuando están solos. Ausencia de sonrisa y ausencia de ansiedad ante extraños (presentándose como autismo).
- Durante el segundo y el tercer año de vida no presentan contacto con el entorno, tampoco con la madre, que se siente como si no la reconociera su hijo. La mirada del pequeño es “vacía”, como ausente. El adulto se puede sentir vigilado, como si su hijo le mirara de reojo. El niño utiliza los objetos con manipulaciones repetitivas y estereotipias. Las figuras humanas pueden desencadenar agresividad y las rompe. Puede aparecer el síntoma del cubo que quema (toca un objeto y retira la mano rápidamente). No presenta relaciones con otros niños, igual que con el adulto, solo los manipula como si fueran objetos. Es indiferente al juego. Potenciar la relación entre iguales puede ocasionar crisis violentas. No echa los brazos (presentándose como autismo).
Síntomas durante el desarrollo
- Conductas motoras. Gestualidad poco habitual para la edad, comportamientos motores específicos como las estereotipias (movimientos repetitivos), inestabilidad con mucha agitación en el movimiento (subirse en mesas o sillas por ejemplo), torpeza gestual. No hay ajuste postural.
- Trastornos intelectuales. No siempre ti ene que estar acompañado de retraso mental.
- Trastornos del lenguaje. Puede darse total ausencia del lenguaje o retrasarse su aparición aunque habitualmente es poco comprensible (autismo). Canturreo, distorsiones en el lenguaje, estereotipias verbales, cuando hay un lenguaje satisfactorio pueden haber regresiones en el habla. Lenguaje retrasado o particular. Da la sensación que está sordo. En todas las ocasiones el lenguaje no suele ser con una función comunicativa aunque en ocasiones, el niño psicótico, puede obedecer a órdenes sencillas.
- Afectividad. Variaciones rápidas del humor, angustia aguda, ansiedad, crisis de risa, intolerancia a la frustración, crisis agresivas. Resistencia al cambio.
- Conductas mentalizadas. Rituales, rara vez delirios normalmente asociados al cuerpo o temas ambientales.
MUTISMO SELECTIVO
En algunas ocasiones, el mutismo puede iniciarse progresivamente como consecuencia de una timidez extrema o también a partir de alguna situación estresante (hospitalización, cambio de residencia, ciudad, etc.). Sea como fuere, el mutismo selectivo puede resultar altamente incapacitante tanto en el terreno educativo como en el social para los niños que lo padecen y siempre representa un problema a tratar.
En esta página intentaremos exponer las características del trastorno y las pautas de intervención psicológicas.
Delimitando el concepto de Mutismo selectivo
Los que hemos trabajado con niños que presentan mutismo selectivo, sabemos de la gran variabilidad que pueden presentan en sus interacciones sociales. Algunos de ellos disfrutan activamente del contacto con los demás y juegan sin mayores problemas, sin embargo, permanecen en silencio. Hay otros que desarrollan con el amigo más cercano estrategias de comunicación alternativa (signos, miradas, gestos, etc.). Hay también otro grupo que considera la mayor parte de las interacciones sociales incomodas y no participan en absoluto. Por tanto, estamos delante un mismo trastorno que puede tomar diferentes niveles de expresión y afectación social.
Algunos estudios parecen avalar la hipótesis de una posible relación entre mutismo selectivo en la niñez con fobia social en la etapa adulta, lo que les lleva a plantear una misma base común que tomaría formas diferentes. Esta base la constituirían factores de tipo ansiógeno ante situaciones sociales. No obstante, siguiendo a algunos autores (J.Olivares; F.X.Mendez; R.M.Bermejo), parece razonable considerar que el mutismo selectivo y la fobia social pueden compartir el supuesto de estar definidos por patrones de respuestas de ansiedad y, en este sentido, constituir el primero un factor de vulnerabilidad en relación con el segundo en determinadas circunstancias, pero sin olvidar que entre ambos existen notables diferencias tanto en el contexto evolutivo como en relación con el sistema cognitivo.
Según los criterios diagnósticos del DSM-IV-TR, el mutismo selectivo debe presentar las siguientes características:
Criterios DSM-IV-TR:
A)
|
Incapacidad
persistente para hablar en situaciones sociales específicas (en las que se
espera que hable, como, por ejemplo, en la escuela) a pesar de hablar en
otras situaciones.
|
B)
|
La perturbación
interfiere con el rendimiento escolar o laboral o con la comunicación social.
|
C)
|
La duración de la
perturbación es de por lo menos un mes (no se limita al primer mes de la
escuela).
|
D)
|
La incapacidad para
hablar no se debe a una falta de conocimiento de, o a no encontrarse cómodo
con, el lenguaje requerido en la situación social.
|
E)
|
La perturbación no se
explica mejor por la presencia de un trastorno de la comunicación (por
ejemplo, tartamudeo) y no aparece exclusivamente durante el curso de un
trastorno generalizado del desarrollo, esquizofrenia u otro trastorno
psicótico.
|
Epidemiología
El Mutismo selectivo, según diferentes estudios epidemiológicos, sitúan el número de afectados en la escuela primaria en un porcentaje del 1% o menos de la población total. Por tanto estaríamos delante de uno de los trastornos denominados “raros”.La mayoría de investigaciones apuntan a una mayor incidencia en la población femenina (1,2-1,6 a 1). Sin embargo, hay discrepancias con otros estudios epidemiológicos. Estas diferencias se explicarían dado que la frecuencia de ocurrencia parece depender tanto de la edad de los sujetos de las muestras como de la delimitación y operacionalización del problema.
Características del trastorno
Tal como se ha explicado e independientemente de la forma que adopte el mutismo selectivo, los niños que la padecen suelen haber manifestado con anterioridad algún tipo de ansiedad ante situaciones sociales. Con frecuencia su historia incluye un periodo de desarrollo del lenguaje normal y apropiado en el hogar pero con restricciones cuando están en la presencia de personas desconocidas o con las que se encuentran en pocas ocasiones.
Muchos de estos niños han mostrado, en algún momento de su desarrollo, formas leves o moderadas de ansiedad de separación. También timidez excesiva, aislamiento y retraimiento social, negativismo, tartamudeo, enuresis y conducta oposicionista o manipuladora en el hogar.
Hay que destacar que, en algunos casos, el inicio del problema se da a edades tempranas como consecuencia de los factores antes señalados de timidez o ansiedad. No obstante, el problema puede prolongarse más allá de la edad de inicio debido, también, a factores familiares como un exceso de protección y la acomodación a sistemas alternativos no verbales que se consolidan.
Igualmente. Una excesiva atención a estos comportamientos silenciosos por parte de los padres o algunos familiares pueden reforzar en el niño dichas conductas al obtener una atención “extra”. Esto puede ser especialmente cierto cuando además se da circunstancias especiales de tipo afectivo como puede ser la presencia de un hermano más pequeño (celos y necesidad de tener más protagonismo).
En definitiva, el mutismo selectivo sería el resultado de la presencia de diferentes factores empezando por una vulnerabilidad de tipo ansiógeno delante situaciones sociales pero también de factores afectivos, conductuales y familiares que podrían prolongar en el tiempo el trastorno. Todo ello hace necesario un exhaustivo estudio previo de todas estas variables para intentar descifrar el origen y mantenimiento del trastorno.
Intervención y tratamiento
El tratamiento del mutismo selectivo comprende una serie de actuaciones que deben afrontar al menos tres problemas básicos que suelen darse paralelamente al mutismo propiamente dicho:a) La alta ansiedad presente en el niño ante determinadas situaciones sociales.
b) La limitada experiencia que ha tenido el niño de hablar con personas ajenas a su núcleo familiar.
c) La presencia, en un grado u otro, de apoyo para la comunicación no verbal fomentada por personas de su entorno.
En general, se admite la eficacia del tratamiento conductual del mutismo selectivo cuando el sujeto todavía habla a una o más personas (normalmente padres y hermanos). Las estrategias a seguir generalmente conllevan la exposición del sujeto a las situaciones en las que éste inhibe el habla.
En el Child Study Center de la Universidad de New York (Centro para la investigación, prevención y tratamiento de niños y adolescentes los trastornos psiquiátricos y de aprendizaje) se han utilizado un conjunto de estrategias cognitivo-conductuales y de terapia del comportamiento (Psicoeducación) que han demostrado su utilidad.
El plan seguido consiste primero en una evaluación exhaustiva del desarrollo del niño y su historia psicosocial. A continuación se expone a los padres y otros cuidadores las causas que pueden estar en el origen del problema. Las diferentes personas involucradas en la educación del niño deben saber lo que hay que hacer y lo que hay que evitar para atacar el trastorno.
Hay también que describir los objetivos del tratamiento y las diferentes etapas intermedias para involucrar a todos en un esfuerzo de colaboración.
Al niño se le somete a una intervención multicomponente a medida y que comprende algunas de las siguientes técnicas:
Técnicas para reducir la ansiedad
Cualquiera de las técnicas habituales puede ayudarnos (desensibilización, relajación, imaginación guiada, etc.).
Exposición graduada a las situaciones temidas
Normalmente los niños son informados que primero tendrán que hablar con personas de su entorno próximo con las que están familiarizadas para posteriormente seguir haciéndolo pero ante la presencia de otras personas. De lo que se trata es de establecer una gradación desde el nivel actual de funcionamiento del niño (por ejemplo hablar con su madre a solas) para ir aumentando la exposición gradualmente a situaciones más ansiógenas (por ejemplo hablar con su madre ante la presencia del terapeuta, luego con el terapeuta a solas) y progresivamente conseguir una generalización lo más extensa posible.
BIBLIOGRAFÍA
Alteraciones
del Lenguaje en el niño- Azcoaga, Derman, Frutos. Editorial: Biblioteca. Buenos
Aires –Argentina.1973
Voz y Pronunciación en el discapacitado auditivo- Rodolfo Luis Bellotto .Editorial: Puma.. Bs. As. Argentina.1980
Niños con Discapacidad Auditiva- Sara Polito Castro de Deham, Mónica Rodriguez de Stöger-–Editorial: del Instituto Oral Modelo. Bs.. As. Argentina.2000
Voz y Pronunciación en el discapacitado auditivo- Rodolfo Luis Bellotto .Editorial: Puma.. Bs. As. Argentina.1980
Niños con Discapacidad Auditiva- Sara Polito Castro de Deham, Mónica Rodriguez de Stöger-–Editorial: del Instituto Oral Modelo. Bs.. As. Argentina.2000
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